El Anillo del Rey

Un rey reunió a los sabios de su corte y les dijo:

– «He mandado a hacer un precioso anillo con un diamante». 

Quiero guardar, oculto dentro del anillo, algunas palabras que puedan ayudarme en los momentos difíciles. Un mensaje al que yo pueda acudir en momentos de desesperación total. 

Me gustaría que ese mensaje ayude en el futuro a mis herederos y sus hijos. 
Tiene que ser corto, de tal forma que quepa debajo del diamante de mi anillo.

Los sabios del reino escribían tratados, pero no sabían expresarse en una frase corta. Pensaron y pensaron, pero no se les ocurrió nada.

El rey tenía un fiel sirviente, un anciano que lo crió desde la infancia y a quien decidió consultarle. Y éste le dijo:

– “No soy sabio, ni erudito, ni académico, pero conozco el mensaje”

– ¿Cómo lo sabes? preguntó el rey

– Durante mi larga vida en Palacio, en una oportunidad me encontré con un maestro. Era un invitado de tu padre. Cuando nos dejó, como gesto de agradecimiento me dio este mensaje.

El anciano escribió en un diminuto papel el mensaje, lo dobló y se lo entregó al rey.

– “Pero no lo leas», Mantenlo guardado en el anillo y solo léelo cuando no encuentres salida en una situación”.

Ese momento no tardó en llegar, el país fue invadido y su reino se vio amenazado.

El Rey se encontraba completamente solo, huyendo a caballo para salvar su vida mientras sus enemigos lo perseguían, hasta que llegó a un precipicio…

Fue entonces cuando recordó el anillo. Sacó el papel y allí encontró el mensaje…

“Esto También Pasará”.

Después de leer el mensaje, sintió que todo estaba en silencio. Al parecer, los perseguidores se perdieron, los caballos ya no se oían.

El rey se sintió profundamente agradecido con su fiel sirviente. 

Esas palabras habían resultado milagrosas. 

Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió nuevamente su ejército y reconquistó su reinado.

El día de la victoria, en la ciudad hubo una gran celebración con música y baile… el rey se sentía muy orgulloso de sí mismo.

En ese momento, el anciano quien estaba a su lado le dijo:

– “Apreciado rey, ha llegado el momento de que lea nuevamente el mensaje del anillo”

– “¿Qué quieres decir?”, preguntó el rey. “Ahora estoy viviendo una situación de alegría, las personas celebran mi retorno, hemos vencido al enemigo”.

– “Escucha”, dijo el anciano. “Este mensaje no es solamente para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando te sientes derrotado, también lo es para cuando te sientas victorioso. No es sólo para cuando eres el último, sino también para cuando eres el primero”.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje… 

“ESTO TAMBIÉN PASARÁ”

Y nuevamente sintió paz y silencio en medio de la celebración, el orgullo y el ego había desaparecido.

Entonces el anciano le dijo:


– “Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.”

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